(...) Así es la obra -lírica y seca, sin concesiones- de la autora de La bestia del corazón, La piel del zorro, El hombre es un gran faisán en el mundo o En tierras bajas (publicados en España por Siruela en traducción de Juan José del Solar), libros marcados de principio a fin por la tiranía de Ceaucescu, de cuya muerte se cumplen 20 años este mes. En 1987 se exilió en Berlín, donde dos años más tarde asistió a la caída del Muro.
Müller, que entró en el escenario agarrada a su bolso como a un salvavidas, abrió más aún sus enormes ojos, esbozó media sonrisa y se acercó al rey de Suecia, que le saca la cabeza. Tres reverencias y vuelta a la fila de inmortales en medio del aplauso más largo de la tarde. Esta noche, al final del tradicional banquete en el ayuntamiento de Estocolmo, Herta Müller, como el resto de los galardonados, podrá de nuevo tomar la palabra.
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