"Las frases verdaderas están siempre relacionadas con una herida profunda", dice en una entrevista Herta Müller. La Nobel recrea las vivencias de los rumanos de origen alemán deportados a Ucrania en 1945, entre ellos, su madre y el poeta Oskar Pastior.
PREGUNTA. Dos meses antes del fallo del Premio Nobel publicó usted esta novela ("Todo lo que tengo lo llevo conmigo", Siruela) sobre la deportación de los alemanes de Rumania a campos de trabajo rusos en 1945. ¿Por qué eligió este tema que ha sido silenciado tanto tiempo en Rumania?
RESPUESTA. El tema me ha rondado por la cabeza durante muchos años, pues mi madre fue uno de los deportados, y me he criado con el silencio angustioso en que estaba envuelto, las alusiones veladas, la intuición del sufrimiento que había detrás. En Rumania esto era un tema tabú -y sigue sin ser investigado a fondo- porque evocaba el recuerdo del pasado fascista. A la gente no le gustaba que le recordasen que el Gobierno de Antonescu fue fiel aliado de Hitler. Solo porque el Ejército ruso invadió el país en agosto de 1944 y lo derrocó se produjo en Rumania el súbito cambio de régimen. Todos los soldados rumanos habían participado en las campañas hitlerianas de destrucción de la Unión Soviética, pero, en enero de 1945 -todavía meses antes de que terminara la guerra-, solo los miembros de la minoría alemana fueron enviados a Ucrania para trabajos forzados de reconstrucción. Fueron deportados en nombre de la culpa colectiva, en concepto de trabajos de reparación. Cercan de 100.000 rumanos de origen alemán fueron transportados en vagones de ganado hacia el Este. No sabían adónde los llevaban y, una vez allí, ignoraban cuánto tiempo debían permanecer en los campos de trabajo. Al final fueron cinco años, que pasaron en condiciones inimaginables. Realizaron trabajos extremadamente duros en minas de carbón, en la construcción y en los koljós, las granjas colectivas. No había comida, muchos murieron de hambre. No tenían con qué resistir el frío, la gente trabajaba a la intemperie y moría congelada. Sufrieron todo tipo de infecciones y enfermedades a causa de las terribles condiciones sanitarias y la mayoría de los que sobrevivieron volvieron mutilados o con enfermedades crónicas.
CECILIA DREYMÜLLER 12/06/2010
http://www.elpais.com/articulo/portada/vida/extrema/elpepuculbab/20100612elpbabpor_3/Tes
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